Sin saber cómo, ha llegado el aparatejo a casa.
Yo solo quería una batidora, y tengo ese armatoste sobre la encimera. Quizás no debería haberlo comentado en voz alta, sólo así tendría mi batidora, a una sola mano, para hacer el "alioli", batir las cremas, etc.
Pero él, en un arranque de generosidad, ha decidido regalarme la Thermomix. Y ahí la tengo, mirándome fijamente desde la cocina, encarándose conmigo por tenerle miedo. ¿Qué hago?, nada, ser una buena chica, agradecida y mañana mismo le preparo un riquísimo plato para que esté contento.
Tengo la sensación de que esperan de mí una buena esposa, que planche, que cocine, que le reciba cada día con una sonrisa, como aquel folleto de antaño, de la perfecta ama de casa
Yo, que llevaba tiempo hablando de esas "súper mamis" que pertenecen a la secta Thermomix! me trago mis palabras, agacho la cabeza y mañana mismo empezaré a usarla. Ya os contaré.
Hasta el próximo post!!
Asile.
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